Nos encanta romper las normas, descubrirás que es algo innato del ser humano hacer las cosas al revés, quedarte en casa los días de verano y salir todos los días en los días de lluvia de invierno. Empezamos a fumar a los catorce, y lo dejamos a los dieciocho. Cuando todavía no sabemos nada de la vida nos dedicamos a dar lecciones, y cuando empiezas a descubrir cómo funciona este puto mundo te guardas para ti mismo tus grandes reflexiones. Te pegas meses sin probar la nocilla hasta que de repente te pones a dieta y tus paseos acaban siempre en el súper. Cuando tenemos todo nos quejamos, y cuando no tenemos nada siempre buscamos un motivo por el que sonreír. No valoramos las cosas, hasta que las perdemos. Nos encanta prometer y jurar y luego pocas veces cumplimos. Nos encanta llegar a casa a las siete de la mañana, borrachos, cuando te espera una bronca por ello, y cuando no tienes límites entonces de repente te entra la conciencia bebes, casi siempre, con moderación y no llegas a casa más tarde de las cinco. Pensamos en sexo unas tres veces al día, mínimo, y cuando tienes a alguien follar parece hasta aburrido. Nos encanta dar abrazos a la gente que no se lo merece, y no damos más de la mitad a la gente que merece la pena. Defendemos lo indefendible, y mostramos indiferencia ante las injusticias. No sabemos plantar cara y escupir la verdad, nos encantan las escusas aunque suenen peor que la realidad misma.
Muchos filósofos defendieron que el ser humano es el único ser racional. Y yo creo que lo más característico del ser humano es que somos irracionales por naturaleza.
sonrisasdeprimavera
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